viernes, 18 de julio de 2008

Dos personas para una conclusión (I)

"A veces siento que me llega la inspiración en forma de orgasmo, como si copulara con todas mis musas, pero desgraciadamente ninguna de ellas me da lo que busco. Así que me masturbo pensando en musas desconocidas, en otras musas, casi líquidas, con las cuales sí que llego al orgasmo, pero no a un orgasmo físico, sino espiritual.
En esta nueva fase de mi ser, el orgasmo espiritual, descubrí que no necesito este mundo para disfrutar, sino que en mi cabeza hay un mar de ideas que confluyen hacia una sola dirección: ego.
Yo soy lo más importante. Ya está bien de hipocresía. Reconózcanlo. Siempre decimos que nos preocupamos mucho por los demás, que deseamos el bien ajeno, pero todo eso es mentira, lo único que nos importa es yo, mi imagen, y yo de nuevo. Aunque queda más bonito decir que daría mi vida por alguien que quiero. ¿Que ese se muere? Pues a mí me afectaría... por la promesa que no cumplí. Porque la vida es vivir y ver morir, a no ser que sea yo el muerto, pues en ese caso pasaría a engrosar una gran lista de personas que han llegado al siguiente paso en la evolución personal humana: el olvido."

Fdo.: P&D

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante. Y una gran verdad.

Iago Morais dijo...

¿Cuándo repetimos?