Sentado frente a su ordenador, de repente perdió el control. Súbitamente se asomó a la ventana y le aulló a todo el vecindario, pero como ya le tenían por un desequilibrado mental de antes de esos días nadie le prestó atención. Decidió entonces bajar a la calle y dar un paseo, a ver si eso le calmaba.
Acabó enfrascado en una lucha cuerpo a cuerpo contra un automóvil que le llamó "caraculo" cuando pasaba frente a él. Por los pelos consiguió huir del dueño del coche, que salió del kiosco hecho una furia arrojándole los suplementos, discos, DVDs y casitas de muñecas que regalaban con el periódico.
Jurándole venganza al maleducado utilitario, regresó a casa. Se dio una ducha, alternando chorros de agua fría con chorros de agua caliente, a lo balneario casero, pero esta acción sólo consiguió irritarle más. Entonces recordó aquellas pastillas mágicas que le había vendido aquel viejo mozambiqueño en aquella noche loca por el centro. El viejo le había prometido que con esas pastillas podría ascender y elevarse a las más altas esencias del cosmos y alejarse de este mundo, pero nunca las había probado porque le parecía que eran Choco Krispies. Ante la situación en la que se encontraba decidió tomárserlas al fin. Craso error, fueran lo que fueran aquellas pastillas la única ascensión que le provocaron fue la de la tapa del water para obligarle a permanecer allí sentado cinco horas seguidas. Menos mal que siempre tenía varias revistas en el bidé, para entretenerse mientras.
Afónico, magullado, escocido, derrotado, regresó a su cuarto, se sentó de nuevo frente al ordenador y... ante su desesperación vio que ¡¡los vídeos, que llevaban puestos desde la noche anterior, aún no se habían terminado de subir al YouTube!!
jueves, 18 de junio de 2009
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3 comentarios:
¡A la mierda los vídeos! ¡Viva Susan y Leonard Cohen!
Te noto un poco histérico, aún así me gusta que nos cuentes cosas como esta.
"En brazos de la mujer madura"
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