Gruñidos en la tarde, gruñidos de amigos. Camino al concierto francés nos damos de bruces con unas luces de puticlub, un restaurante con santo de nombre, santa como la muchacha perdida en su mirada y escondida al fondo del bus. Dentro, impresionantes gráficos en tres dimensiones para los vikingos aztecas que hablan quechua y beben pacharán. Pero no pacharán más mojigatas con pendientes de Playboy. Qué falta de respeto hacia las auténticas playmates. El stegosaurio humano sale de la cocina y dice: "proyección: conozco a tu padre". Serán buenas para usted que gana mil pavos extra cada mes. Open your legs si te sientas a lo Lesbian. Love of. No estábamos a gusto en este bar hasta que entró ella, debiéndonos la vida altruistamente, como un militar a sus víctimas.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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1 comentario:
No podré olvidar la mirada de aquella chica del bus..
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